lunes, 17 de noviembre de 2008

El pretexto





A 10 mil kilómetros de donde ocurrían los violentos sucesos, en la apacible ciudad polaca de Chorzow, el equipo conducido por César Luis Menotti descansaba para el encuentro. El conjunto argentino se hallaba en medio de una gira por el viejo continente, preparatoria para el Mundial. El sábado 20 de marzo había derrotado a la Unión Soviética en Kiev y, además del partido del día 24, aún le restaban tres compromisos: ante Hungría, en Budapest el sábado 27; frente a Hertha, en Berlín el lunes 29, y contra Sevilla en la ciudad homónima el miércoles 10 de abril. La noticia del golpe cruzó el Atlántico. La Selección recibió la información de boca del relator José María Muñoz, quien se comunicó primeramente con el presidente de la delegación, Pedro Orgambide.




Sus palabras tuvieron toda la intención de aplacar al dirigente: "Por suerte no hay derramamiento de sangre ni desgracias personales”. Las certezas acerca de cómo sucedieron las cosas en Polonia llegan hasta ese instante. Se sabe quién fue el portavoz, pero hay distintas versiones respecto de cuándo los jugadores se enteraron de lo ocurrido, y de cómo reaccionó el grupo ante la noticia. Marcelo Trobbiani, volante de aquel equipo, manifestó hace unos años:




:- "Recuerdo que estábamos en el hotel y faltaban tres o cuatro horas para el partido amistoso contra Polonia. (Mario) Kempes nos contó que en la Argentina había un golpe. Enseguida fue el desconcierto general. No podíamos creer lo que estaba pasando. Analizamos la posibilidad de no jugar pero faltaba muy poco para empezar el partido y ya había gente en la cancha. Después, el Flaco (Menotti) nos reunió y nos pidió que nos tranquilizáramos. Además de la preocupación por el golpe militar también temíamos que hubiera sido violento y que corriera sangre (...) El sentimiento fue horrible durante el trayecto en micro y en el vestuario. Después empezó el partido y hasta que terminó nos olvidamos un poco. Recuerdo que ganamos y que jugamos bien, pero no importaba nada. Ni bien el árbitro pitó el final les preguntamos a los periodistas si tenían alguna novedad y yo pude comunicarme con mi familia".




Uno de los delanteros de aquella Selección, Leopoldo Jacinto Luque, reveló tiempo atrás:
:- "Nos enteramos del golpe recién a la noche, después del partido. Me acuerdo que el Gordo Muñoz nos dio la noticia a la hora de los postres, cuando estábamos todos festejando el triunfo a los gritos. Ganar dos partidos seguidos en Europa para nosotros era algo totalmente inusual (...) La mayoría no estábamos tan metidos en el tema. Yo no soy hipócrita y digo lo que nos pasaba a casi todos ahí: cuando uno es exitoso y le va bien, no mira mucho para los costados".Hay una imagen que coincide tanto en el recuerdo de Trobbiani como en el de Luque: el llanto desconsolado de Mario Alberto Kempes, quien sería la gran figura del Mundial 1978. Más allá de las diferencias, de si los jugadores ingresaron a la cancha con conocimiento del golpe o no y de las sensaciones experimentadas por los futbolistas, el partido se jugó y lo ganó Argentina por 21, con tantos de Héctor Scotta y René Houseman. Al día siguiente, el triunfo de la Selección acompañó en la portada de todos los diarios a la asunción de la Junta Militar